9/08/2009

Urgente!



Volviendo a las andadas...

Hola, perdón por la larga espera pero estuve reorganizando muchas cosas tanto en mi casa como en mi cabeza, y adaptándome a mi nueva vida en la ciudad de México; pero ya han vuelto los comentarios hilarantes y los temas de los que pocos quieren hablar reaparecen en este blog.

Como hoy me siento particularmente catastrofista, quiero hablar sobre el consumismo, y mas concretamente sobre su principal vehículo de expansión: la televisión. Es indignante ver los comerciales televisivos, todos tienen básicamente la misma trama: una persona que vive poca madre gracias a que tiene no se que auto, come en ciertos restaurantes, o usa ropa de cierta marca. La temática es siempre la misma, pues incita a la población (recordemos que mas del 50% de la población en México vive en condiciones de pobreza) a crearse necesidades que no tiene.

Es obsceno ver como los multimillonarios de moda se pavonean en las portadas de las revistas forbes etc, y que muchos mexicanos estén orgulloso de que un representante nacional este entre los hombres mas ricos del mundo. Incluso he escuchado muchas veces la leyenda de que el susodicho empezó vendiendo chicles en la calle de niño o cosas así. Deprimente.

De esta forma vulgar, la televisión se encarga de convertir en necesidades reales las demandas artificiales que los empresarios inventan exitosamente. ¿Qué pasa con todas las personas que en México y en el mundo, no pueden obtener un empleo, pues vivimos en una época con tazas históricas de desempleo? Pasa que la televisión no solo fomenta el consumismo, sino también la violencia y la prostitución. Los anuncios proclaman que quien no tiene, no es, o es nadie, una basura, un cero a la izquierda, nulo. Así, un asaltante al apoderarse de los fetiches que brindan la existencia a las personas, no solo esta robando, sino esta manifestando su deseo de ser como el.

Y así, al terminar los anuncios, la televisión nos muestra su espectáculo más redituable: la violencia. De esta forma, no solo enseña a confundir la calidad de vida con la cantidad de cosas, sino que además brinda cotidianos cursos audiovisuales de violencia.

Para muestra, les quiero recordar uno de esos anuncios particularmente atroz. Se trata de un hombre, aparentemente conserje en un edificio de una gran corporación, que esta limpiando una sala de juntas, donde figura una enorme televisión de pantalla de plasma. El hombre mientras la mira suspira… en la siguiente escena, mientras el pobre hombre jodido esta haciendo unos pagos en el banco-tienda, ve una televisión igualita en los estantes. Va y se engancha en una deuda de miles de pesos, pagada en abonos chiquitos, eso si. En la ultima escena el hombre ya tiene la tele dentro de su sala (apenas cupo), y se la muestra a su familia, que se orgasmea… Sht, cállense, que ya volvió a empezar “La ley y el orden: Unidad de victimas especiales”.

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